Hay un niño que me visita por las noches. A veces una vez al mes, otras dos por semana y, en raras temporadas, todos los días de la semana. ¿A dónde te has ido?
Siempre es lo mismo.
Un bosque… verde, luminoso, cálido. Tú, a lo lejos, tú, con cinco años, tú…
Te ves tan pequeño, me siento tan niña y, mientras te aproximas, te haces mayor.
Crezco al verte embarnecer, es como ver el tictac de las manecillas del reloj con cada paso que das.
Quince años, ahí nos detenemos al tenernos frente a frente. Ninguno se atreve a decir palabra, somos dos desconocidos que se conocen en sueños.
Tu sonrisa radiante me coquetea desde lo lejos, se hace más seductora con el pasar del tiempo ¿Quién eres?
Aun sin despegar los labios me ofreces tu mano, dudo, sin sentido, este es mi sueño.
—Tú me conoces.
La afirmación me hace arquear las cejas, sin embargo, cojo su mano. He perdido el control en medio de la creación de Morfeo.
Agarrados de la manos comenzamos a andar.
—¿Quién eres?
—Tú me conoces.
—¿De dónde?
—Tú me conoces.
Una conversación parca en palabras. No te conozco, no en la vida real, mas, tras repetirse exactamente la misma historia con el paso de los años, ahora te reconozco sin conocerte.
Caireles castaños, ojos miel, moreno, muy moreno, delgado, alto, muy alto; más que yo, siento como alzó la mirada al verte a los ojos dentro de este escenario. Te conozco, mas no te recuerdo.
Caminamos, sin detenernos, admirando el paisaje, sumidos en la misma cuestión.
—Tú me conoces.
De verdad, desearía saber de dónde o en qué tiempo. Sé que despertaré. Ahora. Tengo que descubrirlo.
—¿Quién eres?
—Tú me conoces.
La imagen empieza a desvanecerse, tu rostro se desenfoca, es hora de irme.
—¿Volverás?
—Tú me conoces.
Despierto, recuerdo su cara, sus facciones, lo rizos en su cabeza, la suavidad de su mano, incluso el aroma de su perfume: suave, dulce.
Meses, años y sigues viniendo, ¿algún día te veré en la otra realidad?
Imposible, ahí estás, distinta ropa, pero la misma mirada. ¿Quién eres? Me miras, te miro, sé que me has reconocido, sé que ambos nos hemos soñado, sé que los dos estamos impresionados. Esto es una locura.
Maldita la distancia, ahora que nos vemos, ahora nos alejamos. ¿Miedo? De mi parte sí. ¡Imagina! Una desconocida se te acerca y te dice: Disculpa, quién eres?, llevo años soñando contigo. Imposible.
Adiós. Paso de largo, con la duda en la garganta, cobarde, debí acercarme hasta a ti.
Tus ojos fijos en los míos, los míos en los tuyos, pero ninguno dio el paso que acortará nuestra distancia, como en aquel bosque.
Me arrepiento, encontrarte y no hablarte, me arrepiento, y ahora ya no te veo. ¿A
Dónde te has ido?
Pienso en ti, no te conocía, nunca recordaré más allá de lo que hoy sé, pero tampoco te olvidaré.
Cinco años han pasado, ya no me visitas, no desde que nos vimos por esa calle y nos acobardamos ante lo incierto y lo irracional. Te hecho de menos.
¿Alguna noche volverás?
MiRAVEN
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